martes, 27 de octubre de 2009

La Biblia en nuestro Idioma (Origen y desarrollo de la Biblia en Español)

Ya vimos brevemente, el porque la diferencia en cuanto a la cantidad de libros que contiene la Biblia que nosotros usamos (Reyna-Valera revisión 1960) y la Biblia que algunos grupos religiosos usan. Pero además de eso, otra de las preguntas que muchos cristianos se hacen es ¿Cuál es la fuente (escritos) que sirvieron de base para lograr la traducción a nuestro idioma?

Tenemos que tomar en cuenta que la Biblia se escribió en idiomas completamente distintos al nuestro, es decir el A.T. se escribió en hebreo y algunas porciones en arameo, y el N.T. está escrito principalmente en Griego, y contiene porciones en Arameo y Latín.

Afortunadamente es nuestro privilegio vivir en la edad de los descubrimientos arqueológicos.
Algunos de los hallazgos más significativos son:

1. La inscripción de Behistún (1835). Tallada en la roca, en tres idiomas, con caracteres cuneiformes. Abrió las posibilidades para el desciframiento de escritos cuneiformes: se le conoce como «la clave para otras claves».
2. La estela moabita (1868). Contiene el relato del triunfo de Mesa, rey de Moab, contra Acab y Joram, reyes de Israel. La inscripción proviene de la edad del Hierro Tardío (c. 840 a.C.). Su importancia en los estudios bíblicos es triple: (1) Ayuda para los estudios de escritura antigua (paleografía). El idioma moabita es pariente cercano del hebreo bíblico. Una comparación de ambos ayuda a entender el estilo de escritura hebrea en aquella época. Ayuda a fijar la fecha de otras inscripciones y escritos al comparar el estilo de las letras. (2) La estela de Moab ofrece también ayuda en el campo religioso al darnos una perspectiva particular sobre el dios Moloc. (3) El valor histórico se da al corroborar un acontecimiento histórico narrado en la Biblia (2 R 3.1–27).
3. El imperio hitita (1871, 1906). Lo más importante es el descubrimiento en 1906 del archivo estatal hitita con más de 20.000 textos cuneiformes, parte acadios y parte hititas. La interpretación de los textos hititas se inició en 1915. Lo más importante del descubrimiento de estos textos son los tratados de vasallaje o de soberanía. El modelo que siguen aparece de una u otra manera en varias partes del Antiguo Testamento. Desde los estudios de Mendenhall, estos tratados han ayudado a comprender mejor el importante tema de la alianza (pacto) en el Antiguo Testamento. Varios elementos culturales de la época de los patriarcas han sido iluminados por estos descubrimientos.
4. El código de Hamurabi (1901). La estela que contiene el código de leyes fue descubierta en 1901 por arqueólogos franceses. Lo escribió Hamurabi, rey de Babilonia. Este rey vivió unos cuatrocientos o quinientos años antes de Moisés. Hay mucha similitud entre las leyes de Hamurabi y las leyes mosaicas. En el texto de Hamurabi aparece la ley del talión. Este descubrimiento ayuda a los estudios bíblicos a ubicar las leyes mosaicas en un contexto más amplio y a abrir los ojos a muchos escépticos que no aceptan la antigüedad de las leyes mosaicas. Por otro lado, las leyes de Hamurabi permiten reconocer la diferencia entre leyes de carácter general y universal, y aquellas propias del pueblo de Dios.
5. Nuzi y Mari (1925 y 1936). En Nuzi se descubrieron más de 20.000 tablillas provenientes del siglo XV a.C. De la misma época son las de Mari (más de 20.000). Ambos descubrimientos han arrojado luz sobre el contexto histórico y cultural de los patriarcas; los relatos sobre la relación de Abraham y Agar (Gn 16); la de Jacob y Bilah (Gn 30); la adopción de un esclavo como heredero (Gn 15.2). Todos estos casos son corroborados por las costumbres de los contemporáneos de Abraham, narradas en las tablillas de Nuzi.
6. Ras-Shamra (Ugarit) (1929). El descubrimiento de innumerable cantidad de tablillas escritas en ugarítico ayudó a tener un cuadro bien completo y claro de la cultura y religión cananita. Con los relatos mitológicos de Ras-Shamra y el cuadro que describe la Biblia, ahora podemos comprender mejor por qué la Israel del Antiguo Testamento dejó tantas veces a Yavé por seguir a «otros dioses». Los estudios de Frank M. Cross y otros son apenas un botón de muestra de lo imprescindible de este descubrimiento para comprender el fondo religioso-teológico del Antiguo Testamento. Además, el ugarítico, al ser un idioma similar al hebreo, ha ayudado a comprender palabras incomprensibles del hebreo bíblico. Una de las más grandes contribuciones se ha dado en el estudio de la estructura literaria y gramatical de muchos de los salmos. Se sabe ahora que los salmos reflejan la idiosincrasia del lenguaje poético y la estructura de los pueblos asentados en Canaán.
7. Las cartas de Laquis (1935). El cuarto del centinela del antiguo fuerte de Laquis proveyó 21 fragmentos de tiestos. En ellos se describen, con lujo de detalles, los últimos días de Judá. Estos escritos se hicieron en la premura y peligro de un ataque. Se acercaban los ejércitos babilónicos. El centinela garabateó la mala noticia en pedazos de barro. Este descubrimiento es importante para los estudios bíblicos porque habla de un profeta que proclamó un mensaje de advertencia. Este profeta fue, sin duda, Jeremías. Varias de las expresiones en los escritos de Laquis aparecen en los escritos de este profeta (Jer 6.1; 38.4; cf. 34.7). Las cartas de Laquis ofrecen fuerte evidencia que corrobora la historicidad del cautiverio y el exilio. Son también importantes para la paleografía porque muestran cómo se escribía el hebreo en aquel tiempo.
8. Los rollos del mar Muerto (1947). Este es el descubrimiento arqueológico más conocido de los tiempos modernos. Las excavaciones en el sitio (Qumrán) han dado información sobre la vida y costumbre de la secta judía conocida como esenios. Lo más importante de todo ha sido el descubrimiento de gran cantidad de rollos o fragmentos de ellos (más de 600). Estos rollos habían sido guardados en once cuevas. La secta judía esenia vivió entre el siglo II a.C. y el siglo I d.C.
Son varias las contribuciones de este importante descubrimiento:
8.1. Todos los libros del canon hebreo se encontraron en Qumrán, excepto el libro de Ester. Esto no solo presenta ciertos datos interesantes sobre el canon, sino que ofrece, sobre todo para los eruditos, un texto hebreo mil años más antiguo que el usado en las ediciones críticas (científicas) del hebreo bíblico. El estudio del texto de los rollos permite conocer la diversidad de tradiciones textuales, y así poder evaluar mejor el Texto Masorético (TM). Es importante saber que varios de los rollos y fragmentos están más cerca de la traducción griega conocida como Septuaginta (LXX) que del TM.
8.2. Qumrán ofrece ahora en su idioma original los escritos de varios libros deuterocanónicos, hasta hace poco tiempo sólo conocidos en griego: Tobías en arameo, y el Eclesiástico en hebreo.
8.3. Se han descubierto algunos Targumes (traducciones de libros bíblicos al arameo). Por ejemplo, el Targum de Job, escrito en el siglo II a.C. Con ellos el erudito puede reconstruir el hebreo que sirvió de base a la traducción aramea. Además, ayudan a entender la historia de la interpretación pues nos muestran cómo se entendió un pasaje específico en aquellos tiempos.
8.4. Se descubrieron una gran cantidad de libros conocidos como Pseudoepígrafos (Enoc, Jubileos, El Testamento de los doce patriarcas). Ahora tenemos, en arameo y hebreo, libros que antes sólo se conocían en traducciones etíopes del griego. Estos libros son de suma importancia para reconstruir la diversidad del pensamiento teológico del judaísmo intertestamentario y del primer siglo. Mucha de esta teología se refleja en varios libros del Nuevo Testamento.
8.5. Por último, muchos de esos rollos son documentos escritos por los esenios mismos (Manual de Disciplina o Regla de la comunidad, Regla de la congregación, Documento de Damasco, comentarios bíblicos y salmos, entre otros). Ahora tenemos la oportunidad de conocer en detalle los rasgos teológicos de una de las sectas principales del judaísmo. Los estudiosos han encontrado una enorme cantidad de rasgos comunes entre los esenios y el Nuevo Testamento.

Hno. Artemio A. González Treviño.

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