martes, 27 de octubre de 2009

Jeremías, prfete durante la decadencia (1 de 2)


El profeta Jeremías era miembro de una familia sacerdotal, vivía en Anatot, una pequeña aldea cercana a Jerusalén (a unos 7 kilómetros al norte) en la finca de sus padres, cuando fue llamado por Dios a profetizar. Jeremías se resistía alegando la excusa que era demasiado joven y débil para este oficio tan importante y Dios le respondió: "No digas que eres demasiado joven o demasiado débil, porque Yo iré contigo y te ayudaré"(Jer. 1:7-8).

Jeremías (cuyo nombre significa ensalzado por Yahvé o Jehová se levantará) se presenta formalmente como profeta hacia el año 626 a.C.

Su obra rompe el silencio profético de 70 años, desde Isaías. Tenía 29 años y en el trono de Judá era ocupado por Josías. Estaba en contra de la confrontación armada y pedía que la reforma religiosa impuesta prosiguiera hasta sus últimas consecuencias, que se desterrara el culto a Baal y Astarot y que se pusiera fin a la prostitución sagrada. Invita al pueblo a la penitencia y anuncia los castigos divinos contra Israel, Egipto, Edom, Moab y los babilonios. Este aire «derrotista» le atrajo numeroso enemigos al interior de su pueblo.

Los primeros 17 años profetizó solo por medio de la palabra hablada. Después empezó a dictar sus profecías a su secretario Baruc, y lo que le dictó son los 52 capítulos del Libro de Jeremías en la Biblia

Perteneciente a la casta sacerdotal, de la tribu de Benjamín. Empezó a profetizar durante el reinado del piadoso rey Josías (año 627 antes de Cristo). Siguió profetizando durante los reinados de Joacaz, Joaquín, Jeconias y Sedequías. (18 años de ministerio los laboró bajo Josías, 3 meses bajo Joacaz, 11 años bajo Joacím, tres meses bajo Joaquim, 11 años y cinco meses bajo Sedequías, para un total de 41 años de profetizar y exhortar a sus congéneres.)

Su vida comprende dos períodos muy distintos: antes y después del año 609, fecha de la muerte del rey Josías. Antes de este acontecimiento son años de optimismo: independencia política, prosperidad creciente, reforma religiosa. Los años siguientes son de decadencia: Judá dominada por Egipto (609-597) y por Babilonia: dos asedios y dos deportaciones (597 a. C., al rey Joaquín, y 586 a. C., al rey Sedequias). En este año Jerusalén cae en manos de los babilonios y el reino de Judá desaparece definitivamente de la historia.

Presenció la destrucción de Jerusalén y su templo (año 585 antes de Cristo) y se quedó en la ciudad destruida consolando y corrigiendo a los israelitas que allí habían quedado. Estos lo obligaron luego a irse con ellos a Egipto y allá lo mataron a pedradas porque les corregía sus maldades.

Continuará…
Hermano José Carlos Castillo Zepeda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario