martes, 27 de octubre de 2009

Hudson Taylor (1832-1905)


Gastó 5 años traduciendo el Nuevo Testamento al dialecto Ningpo. En su muerte en 1905, habían 205 estaciones con 899 misioneros y 125,000 crisitianos chinos en la misión interior de china.


“El debe mover hombres a través de Dios—por oración”, esa era la filosofía de Hudson Taylor, primer misionero al interior de China y fundador de la misión del interior chino. A partir de ese día de diciembre cuando oyó del cielo siendo un adolescente “anda por mí a China”, este joven inglés partió para probar su filosofía. Lo que hizo exitosamente y milagrosamente crea algunos de las lecturas más emocionantes en los registros del evangelismo.

Después de su llamado, Taylor primero se mudó de los confortes de su casa con sus padres y sus 2 hermanas en el hermoso Barnsley de New York a Dainside, Hull, un área deprimente llamada y conocida por su sucia acequia. Taylor había ido allí con el objetivo de trabajar para un doctor y acumular un poco de conocimiento médico y también para acostumbrarse a la soledad y a los peligros de vivir en una tierra extraña donde su única compañía seria Dios.

Fue en Drainside donde Taylor aprendió que uno puede confiar en Dios con su último centavo. Un día fue llamado tarde en la noche para presenciar y orar por una mujer enferma con 2 hijos muriéndose de hambre. Mientras el trataba de orar, sus palabras temblaban en su boca porque tenia en su posesión una moneda de plata que responderá su oración y aliviaría sus sufrimientos de alguna manera. “¡hipócrita!”, Escuchó a su corazón condenarlo. “hablándole a la gente acerca de un padre tierno y amoroso en el cielo-y tu no estas preparado para confiar en Él por ti mismo sin tu dinero” Taylor les dió su ultima moneda-ahora solo había un recipiente de quaker entre él y su pobreza! mientras que comía su último alimento recordó las escrituras. “El que le de al pobre, le presta a Dios”

El siguiente día recibió un paquete. Dentro había una moneda de oro que valía 10 veces la moneda de plata. Taylor gritó triunfantemente “¡Ese es un buen interés! ¡Ha! ¡Ha! Invertido en el bancote Dios por 12 horas y me da esto!, ¡Eso es el banco para mí!

Por lo tanto a los 19 años de edad, Taylor aprendió que podía confiar y obedecer a Dios en cada área de su vida. Había muchas lecciones que aprender, pero al comienzo aprendió que un hombre puede confiar en la palabra de Dios. 3 años antes había recibido a Cristo y confiado en Él como su salvador. A los 16 años Taylor ya había estado desilusionado y harto de su vida. Encontraba la vida de sus padres muy aburrida, a pesar de que asistía a la iglesia muy obedientemente. Cuando un día estaba solo en su casa busco algo para leer. Escogió un folleto evangelistico y comenzó a leerlo. En ese mismo momento a 70 millas de distancia, su madre oraba fervorosamente por la salvación de su hijo. Ese mismo día Taylor oró-su primera oración-y fue respondido. Se convirtió a Cristo.

¡Orar!, y las respuestas de la oración se convirtieron en la pasión de su vida. Aprendió a mover hombres a través de Dios por la oración. Nunca pidió a nadie alguna cosa material. Siempre presentaba todas las necesidades ante su Dios. El doctor con el que había trabajado en Drainside había dicho a su joven asistente, “Taylor, por favor hazme recordar cuando tenga que pagar tu salario, tu sabes, paro muy ocupado, puede que me olvide” y así fue. Pero Taylor recordó que en China él no tendría a nadie para pedirle algo, solo a Dios, así que el simplemente le pidió a Dios que le haga recordar al doctor.

Tres semanas después el doctor recordó—pero solo después de que había depositado su dinero. Taylor estaba en la ruina. Era sábado y no tenía dinero para pagar su renta, ni para la comida. Oró hasta las 10 de la noche mientras trabajaba, contento de que no tendría que encarar a la propietaria. Mientras se preparaba para irse, el doctor lo sorprendió “¿que crees?” “¡uno de mis pacientes acaba de pagar sus cuentas! ¡Es uno de mis pacientes mas ricos y siempre pudo haberme pagado en cheque en cualquier momento, ahí está él, aun trayendo el dinero a las 10 en punto el sábado en la noche!” Luego añadió “a propósito, Taylor, también deberías llevar esos billetes, No tengo cambio, pero puedo darte el balance de tu salario la siguiente semana…Buenas noches!”.

Sus oraciones fueron respondidas. No podía solo pagar su renta, sino que tenía dinero en mano para más semanas de adelanto, pero mejor que eso, el había probado de nuevo: Dios responde las oraciones y mueve a los hombres. ¡Ya podía ir a China!

¡Y así lo hizo!, habían tormentas en el mar y milagrosos rescates en el viaje a China de 5 meses y medio. Había guerra civil cuando aterrizó en Shangai, rebeldes tomando la ciudad, incendios, hambruna de las cuales de todas ellas lo liberaba Dios.

Taylor ministraba en los ríos de la ciudad, se casó y fue testigo de muchos milagros en los chinos convertidos. Cuando volvió a Inglaterra abrió una cuenta de banco: Con 50 dólares a nombre de “la misión interior de China” su objetivo inicial era 24 trabajadores. El siguiente mayo los 24 zarparon. Luego hubo 70 más. Y otros 100 y finalmente, más de 800 misioneros ministraban através de las extensas millas al interior de China. Verdaderamente este hombre de fe y fortaleza había dominado el ministerio de mover hombres a través de Dios por la oración.

Taylor murió en 1905, antes de que el comunismo se apoderara de su amada China. Sus días fueron días de extensivo y efectivo evangelismo. Multitudes de chinos convertidos se elevarán al cielo y lo bendecirán. Y muchos trabajadores cristianos de quien sus vidas fueron rescatadas y cambiadas por el contagioso carácter cristiano de Taylor van a continuar en el tren.

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