En tu jardín estoy,
llegué de lejos
porque tu voz oí:
-ven-
Hace tiempo hubo dudas en temporal,
tú escampaste.
Sentí entonces las grietas del alma
y la medicina de tu mano;
supe que todo lo abarcas,
que eres amor,
y te respiré.
Ahora heme aquí,
llenándome de verde los ojos,
arrobado por tu canto
quedo,
lo creado en sinfonía;
tu luz que me cubre
hasta los huesos
y me fortalece.
En tu jardín estoy,
Jesús,
y todo lo llenas
con tu divina presencia.
J. A. Reyes
viernes, 30 de octubre de 2009
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