lunes, 9 de noviembre de 2009

Quédate con nosotros…




En Lucas 21:13 se comienza la narración de dos discípulos que se sentían tristes y confusos. De pronto, el Señor resucitado comenzó a caminar con ellos y les enseñó las Escrituras. Ellos comenzaron a sentir un ardor en sus corazones cuando Él les hablaba; pero sus ojos estaban cegados para que no le reconociesen. Cuando llegaron a Emaús, su destino final, le invitaron a quedarse ahí.
Así como con ellos, el Señor resucitado diariamente camina con nosotros, su presencia y su poder están obrando día a día en nuestras vidas, el camino de pronto se vuelve más sencillo, nuestro corazón se regocija al escuchar su voz, y el está ahí, dispuesto a mostrarnos la verdad por medio de su palabra, dispuesto a darnos aliento en el momento de la debilidad, dispuesto a hacernos más llevadero el camino que cada uno de nosotros tenga que andar.
Cuando llegue el momento, es necesario decir las palabras de aquellos discípulos: Quédate con nosotros. Verdaderamente quien ha probado el poder y la palabra de Jesús no puede dejar que la distancia se interponga entre él y el Salvador. Quédate con nosotros. Porque fuera del Señor no hay palabras de vida, y la vida en el mundo se convierte en un agobio constante. Quédate con nosotros. Porque sin Él nada somos, porque si nos atrapa la noche en la vereda y el cielo está cubierto, Él es la luz que guiará nuestros pasos por el camino que nos lleva a la paz de Dios. Porque un día no muy lejano, nuestros ojos serán abiertos y le veremos, y entenderemos todas aquellas cosas que en este mundo parecen no tener explicación; entonces escucharemos de viva voz la fuente del eco que hoy resuena dentro de nuestros corazones.


Bendiciones.

José A. Reyes.

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